MDM Myrna Morales Márquez
@sobek4
Tal como sucede con la bondad y la maldad, con la oscuridad y la luz, los seres humanos somos parte del orden natural del universo, y pasamos etapas de abundancia y escasez.
Estaciones heladas y calurosas, lluvias torrenciales o sequía, tal como la naturaleza sufrimos etapas extremas, y otras tantas de tranquilidad y estabilidad. Darnos cuenta de la “estación” que estamos viviendo nos ayuda a ser conscientes de lo que hay que enfrentar y aprovechar todas las oportunidades presentes.
Al experimentar una etapa de abundancia, nuestro estado de ánimo florece, todo se ve mejor, nuestros pensamientos son positivos y estamos llenos de energía para emprender nuevos proyectos, planear y nos sentimos felices. Por el contrario, en la etapa de escasez, todo luce oscuro, no parece haber esperanza, ni nuevos caminos y nos sentimos estancados, preocupados y angustiados.
La escasez nos permite reflexionar y darnos cuenta de lo que está pasando, preguntarnos qué hemos hecho mal y de qué forma podemos volver al camino de la abundancia. Por ello, los periodos de nuestra vida en donde nos encontramos en la adversidad, es importante mantener la calma y no caer en la desesperación. Cuando esto sucede, no hacemos más que prolongar ésta difícil etapa.
En la naturaleza tenemos muchos ejemplos de cómo la escasez contribuye a un nuevo ciclo de vida. En la sabana Africana, la estación seca suele ser muy larga, muchos árboles pierden sus hojas y se ven seriamente afectados, los animales perciben este cambio y, ante la amenaza de morir de hambre, viajan largas distancias para encontrar agua y alimento, y vuelven hasta que poco a poco regresa la estación húmeda, seguida por la estación lluviosa, dando como resultado un estallido de crecimiento donde reverdece el paisaje.
Los incendios provocados por las altas temperaturas o por los rayos, constituyen un evento fundamental para la vida en las praderas, ya que eliminan la vegetación muerta para dar paso al brote de nuevos pastizales. A pesar de ser letal, algunos animales (como las cigüeñas) han aprendido a sacar provecho de estos eventos: se reúnen cerca de los incendios para atrapar insectos y otros animales mientras escapan, y con ello, tener fuente de alimento.
Aprender a identificar las etapas que nos rodean nos ayudará a mantener la calma y actuar sacando el mejor provecho de las situaciones y no caer en pánico o desánimo, la escasez y la abundancia son parte de nuestros propios ciclos de vida.
Una caída no es una derrota. La verdadera derrota radica en quedarse estático, inmóvil, y dejar que la sequía o el fuego nos consuman. Siempre hay esperanza y una nueva vida por delante. La oportunidad de cambiar y ser mejor tras haber cometido un error o haber caído está latente siempre. La decisión para mirar hacia adelante es nuestra.
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