Un momento de reflexión me hace notar que en esta época de información exagerada, de prisa y de tanto ruido debo buscar espacios para la calma y el silencio… “a cada día su afán”.
Ahora más que nunca debo escuchar a mi niño interior que está lleno de sueños, que no conoce fronteras, que no codicia, que vive con los ojos abiertos a todas las posibilidades y se sorprende hasta por las cosas más insignificantes.
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La vida me sale al paso con su abrumadora velocidad de cambios y de conflictos, no me pasa nada diferente de lo que le ocurre a los demás pero yo debo hacerme responsable de luchar mis batallas internas, con valor, no me puedo dar por vencido.
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No tiene sentido alejar a los que me intentan ayudar amorosamente, a los que me hacen bien, no debo cerrar mi corazón a la bondad a pesar de que algunas veces creo que debo empujarlo a la rudeza y a levantar muros. Si todos los días le abro la puerta a la esperanza me hará más suave la jornada.
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Yo voy buscando, tengo fe en la palabra de Dios que me asegura que voy a encontrar lo que busco. El “Buscad y encontraréis” resuena fuerte en mi alma.
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Hoy es un día para avanzar y para abrazar. Ánimo, voy con todo.
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