Este es el tiempo de los valientes, de esos que no se amedrentan ante la rutina diaria, de los que siguen haciendo la maleta para ir en pos de un sueño, de los que se enfrentan a sus jefes y a sus clientes y no inventan enfermedades, de los que cumplen la promesa de pasar el fin de semana con su familia.
Hoy es tiempo de los valientes que no tienen miedo de decir que aman a su pareja, de los que no buscan el camino fácil, es tiempo del valor que se materializa en una escucha paciente, es tiempo de ese tipo de valientes que no temen dar un extra a la esperanza y que cierran la puerta a los pensamientos que los atormentan.
Es tiempo de los valientes que lo siguen intentando a pesar de los fracasos y las dificultades, de los que vuelven a estudiar para otro examen, de esos valientes que encuentran un reto en cada caída, que se sacuden las rodillas para seguir caminando y que no se cansan de reconocer el rostro de Dios en sus semejantes.
Es tiempo de los valientes que transforman su mundo empezando por su casa, de los que vuelven a levantar sus calcetines por enésima ocasión.
Es tiempo del valiente que sigue aprendiendo a decir “no” a lo bueno y “sí” a lo mejor, del valiente que no se intimida ante la novedad, del que no busca ese rincón seguro de las excusas y de la pose.
Es tiempo del valiente que no deja que su hermano se ponga límites, del valiente que mira al cielo con la visión de que puede superar la siguiente prueba.
Ánimo, el riesgo es real pero el miedo es fruto de nuestros pensamientos. Ser valiente es vivir con la actitud de esperanza y de seguridad en que Dios nunca duerme.
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