Resulta difícil no preocuparse, muchos pensamientos que nos atormentan corren desatados dentro de nuestro inconsciente, sin control… hasta que los vamos haciendo conscientes y los enfrentamos, duele, claro que duele, creemos que no enfrentarlos es enterrarlos y es al contrario, son leña que alimenta un fuego que nos lastima.
Tener cuidado con los pensamientos asegura nuestro bienestar, enfrentar y no huir. Encararlos. Sólo de este modo podemos seguir creciendo sanos, evitando el daño que nos hacemos y hacemos a los demás “sin querer”.
La felicidad requiere limpiar ese armario de pensamientos al que le hemos cerrado la puerta para ocultarlos. Ánimo, paso a paso hasta llegar.
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