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“Los terremotos y la ciencia del hombre”

El cultivo de la tierra, ahora, es una industria alimentaria motorizada, en esencia lo mismo que la fabricación de cadáveres en las cámaras de gas. Martin Heidegger

La cita es del profesor Martin Heidegger y corresponde a una conferencia dictada por él en Bremen en 1949; es el filósofo alemán del siglo XX que estuvo en contra de la tecnología creada por la humanidad, el mismo que alguna vez sostuvo que “la ciencia no piensa” (Feinmann, José Pablo. La historia desbocada. Nuevas crónicas de la globalización. Buenos Aires: Capital Intelectual, 2009), es decir, que no piensa la consecuencia de sus invenciones.

 

A este filósofo, que para algunos es el más importante del siglo XX, se le atribuye que la conferencia que dio inicio a la pos modernidad es la que él dictó en 1935 en la Universidad de Friburgo en Alemania —también hay que recordar que se le atribuye una simpatía por el nazismo— en donde mencionó: “Cuando el más apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y económicamente explotado… cuando el tiempo sólo sea rapidez, instantaneidad y simultaneidad. ¿Hacia dónde…?, ¿y después qué …?” (Feinmann, José Pablo. La filosofía y el barro de la historia. Buenos Aires: Planeta, 2015). Este filósofo, que no era geólogo, científico físico o algo similar, estaba convencido que la tecnología y los conocimientos científicos de la humanidad iban a ser el acabose de la propia humanidad.

 

Ochenta y tres años después de esa conferencia, se está confirmando las consecuencias de los avances científicos y tecnológicos con los terremotos, el calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono, el efecto invernadero, el aumento de niveles del mar. Pareciera, pues, que todas son consecuencias de la ciencia y la tecnología, con la que la propia humanidad está modificando la naturaleza, el medio ambiente, el planeta; y todo, atendiendo a la forma con que la humanidad está tratando la Pachamama, es decir, la madre tierra, como se denomina en los pueblos originarios en Sudamérica donde, con la finalidad de preservarla, se ha ocasionado una serie de cambios sustanciales en las Constituciones de Bolivia y Ecuador para darle personalidad jurídica a ésta.

 

Los derechos de la Pachamama, consagrados en el artículo 71 de la Constitución de Ecuador de 2008, son un ejemplo del reconocimiento de la personalidad de la madre naturaleza; o bien, como resalta el profesor portugués Boaventura de Sousa Santos, con el caso de la Constitución en Bolivia: “Las tres formas de democracia consagradas en la Constitución de Bolivia de 2009: democracia representativa, participativa y comunitaria. Las luchas organizadas en torno a la defensa de la tierra, del territorio y de la agua, por parte de campesinos sin tierra, pueblos indígenas, quilombolas y dalias.” (Santos, Boaventura de Sousa. Democracia y transformación social. Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 2017) Todas estas son muestras de la necesidad de darle otro tratamiento al planeta. Y es que el tratamiento que se le ha dado al planeta lo describe extraordinariamente el sociólogo polaco Zygmunt Baumann, respecto a la forma en que la humanidad convive con el medio ambiente, pues describe que hay dos posicione, a saber: tratarlo como un bosque o como un jardín. Cita el profesor: “Los servicios del guardabosque se basan en la creencia de que las cosas están mejor cuando no se tocan… El jardinero no piensa así: da por sentado que no habría orden en el mundo […] si no fuese por sus cuidados y esfuerzos continuados. El jardinero sabe qué tipos de plantas crecerán y cuáles no en la parcela que cuida… Impone al terreno su proyecto preconcebido, estimulando el crecimiento de las plantas adecuadas… ahora rebautizadas como malas hierbas. (Bauman, Zygmunt. Tiempos líquidos. Ciudad de México: TusQuets, 2013)

 

Pareciera que actualmente el hombre ha tratado a la naturaleza como un jardín y no como un bosque. Por ello es que actuar así está provocando todos los desastres naturales que se observan en el mundo: sequías en donde no las había, climas extremos, inundaciones y terremotos. En palabras del profesor Yuval Noah Harari: “la humanidad está jugando a Dios” (Noah Harari, Yuval. De animales a dioses. Ciudad de México: Debate, 2014) y las consecuencias son las que estamos viviendo desafortunadamente todos los días.

Fuente: http://www.diariocambio.com.mx/2018/opinion/item/3159-los-terremotos-y-la-ciencia-del-hombre#ixzz57l70M9t5

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