Silvino Vergara

11 de marzo de 2004: El Estado de Seguridad Pública

“El Estado vende seguridad; para que tal
Oferta sea apetecible, la presencia de la inseguridad y
Su irrupción esporádica en el primer plano de la vida pública
No debe nunca abolirse de todo”

Fernando Savater

Este año cumple diez años el atentado en la estación de Atocha en Madrid, España, que no es una desgracia aislada, o únicamente un infortunio para los españoles, por el contrario es, junto con los atentados de las torres gemelas en Nueva York, EUA, y la estación del metro en Londres, Inglaterra, (SOTELO, Ignacio, “El Estado Social” Editorial Trotta, Madrid, 2010) lo que ocasionó un cambio radical en el mundo: “la vigilancia globalizada”. Por su parte, desde la partida de la ciencia del derecho se ha presentado un cambio radical, todo un reto para los estados, y para los teóricos justificar esta costosa transición, pues el Estado que ya se encontraba en crisis, sobre todo en Europa continental, como lo era el Estado social de derecho, aquel que otorga seguridad social y el bienestar a los ciudadanos se estaba volviendo insuficiente. Por su parte, desde 1979 y 1980, con el arribo de Margaret Tatcher en Inglaterra, y Ronald Reagan en EUA respectivamente, ese Estado benefactor para la sociedad, que provee a la población servicios de salud, empleo, vivienda, educación, se había quedado agotado, (LEA, John, “Delito y modernidad, ” Ediciones Coyoacán” México, 2009) era necesario transitar el Estado con sus leyes y su derecho, a otros proyectos, menos ambiciosos, pues la protección de estos derechos sociales también llamados; segunda generación de los derechos humanos, (PIOVESAN, Flavia, “Dereitos humanos e justicia Internacional” Saraiva, Sao Paulo, 2012) resultan como la estrella polar que no se puede alcanzar, -basta con dar seguimiento a Dinamarca que ha anunciado recientemente la desaparición del estado de bienestar, por un estado de “solidaridad”- Así, resulta necesario indagar otros propósitos del Estado de derecho, pues ya agotado en el siglo XIX el estado de seguridad jurídica, -liberal- y ahora el estado de bienestar o de seguridad social, la justificación de la existencia del estado entra en crisis, pues de no poder otorgar libertades, y menos aun estar en condiciones de brindar servicios de seguridad social, era necesario encontrar otros caminos que permitan justificar su existencia, por ende, hoy existe el estado de “seguridad pública” (VERGARA, Nava Silvino, “Para Conocer la ley federal para la prevención e identificación de operaciones con recursos de procedencia ilícita”, Paideia, Guadalajara, 2014) es decir, un estado que restringe las libertades de sus ciudadanos, que no le alcanza a proteger sus propiedades, y que menos aun esta en condiciones de brindar seguridad social, pero que justifica su existencia controlando a los ciudadanos, para proteger su “integridad” es decir, la implementación de la denominada “cultura del control” (GALAND, David, “La cultura del control” Gedisa, Madrid, 2005) Y para ello, el derecho ha hecho su trabajo, se ha desarrollado el derecho administrativo al ámbito de las prohibiciones y las infracciones, de una ramificación del viejo derecho administrativo del siglo XIX al actual “derecho administrativo sancionador”, por su parte, el derecho penal sustentado anteriormente con en el principio denominado: “ultima ratio del Estado” se ha literalmente expandido, se ha convertido en un derecho represivo de varias velocidades, para todos hay penas, pero no para todos hay derechos, sin embargo, a pesar que, el Estado se ha justificado, lo cierto es que, también ha difundido la violencia en esta sociedad globalizada, entre más delitos, menos derechos, ante más prisiones menos oportunidades, ante más juzgados y tribunales menos servicios de seguridad social, ante más represión menos democracia y ante menos democracia, más arbitrariedad gubernamental, la que desafortunadamente genera más muertes que las propias guerras, (ZAFFARONI, Eugenio Raúl, “La cuestión criminal” Planeta, Buenos Aires, 2012) lo cierto es que, estas medidas no han limitado las catástrofes, la vigilancia desde la propia casa no ha sido suficiente para detener la violencia, pero si para justificar la existencia del Estado, hoy se justifica con una patrulla y no con la construcción de una escuela, es más fácil para el Estado poner una caseta de vigilancia, que un hospital, capacitar a un gendarme o inspector que a una enfermera o profesor, es evidente que el rumbo de la humanidad globalizada esta equivocado.

Silvino Vergara Nava
Silvino Vergara Nava
Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, y la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Litigante en materia fiscal y administrativa. Profesor de Maestría en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Libre de Derecho de Puebla.

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