“Una mentira repetida mil veces
se convierte en una verdad”.
Joseph Goebbels
En los medios de comunicación está circulando una serie de noticias como que: se han aumentado los montos de los impuestos en la recaudación mexicana, que las grandes empresas —sobre todo las grandes transnacionales— tenían “olvidados algunos pagos” y que ahora están subsanándolos ante el fisco con miles de millones de pesos, que los contribuyentes están cumpliendo con sus obligaciones fiscales, que las estadísticas no mienten y que ellas sostienen que se está recaudando más que en tiempos de las administraciones públicas “neo liberales”; es decir, una serie de noticias que transmiten a la población en general lo que sostuvo Joseph Goebbels a mediados del siglo XX: “una mentira [que], repetida mil veces, se convierte en una verdad” (Feinmann, José Pablo, Filosofía política del poder mediático, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2013).
Resulta evidente que tales noticias no son reales; menos las puede creer cualquier ciudadano que, simplemente, observe la realidad y tenga la suficiente conciencia de lo que está sucediendo. Estas noticias están para desviar la atención de la población, asumiendo que los ciudadanos actuales somos tan inocentes en estas noticias como para que cualquiera las acepte como verdades; sin embargo, son muy repetitivas y no expresan la realidad. Lo cual se puede ver con el simple sentido común y dándose una simple vuelta por las calles, las colonias y un recorrido por las ciudades. Se ve que muchos de los locales comerciales y negocios que estaban —incluso por años— funcionando normalmente, hoy se traspasan, se rentan o rematan; que los negocios se han quedado a la deriva; que los órganos encargados de tales funciones están analizando la cantidad de personas que perderán sus negocios, empresas, tiendas, etc., así como la pérdida de empleos al por mayor.
Con una simple vista a esta realidad, es claro que si no alcanza para la renta del local, menos para pagar impuestos, y si no hay trabajadores (porque se tuvieron que despedir o pedirles plazo de suspensión de labores, tregua o como quiera llamarse) no hay pago de impuesto sobre la renta de estos trabajadores ni tampoco pago de impuestos de los que reciben las rentas, teniendo en cuenta que los arrendatarios se retiraron, abandonaron los locales o, de plano, se fueron corriendo. Todo ello evidencia lo imposible de que se haya aumentado la percepción de los ingresos fiscales. Esto no puede suceder así, menos si están cerrados los centros comerciales, restaurantes, gimnasios, balnearios, es decir, si no hay actividad de consumo ni pago alguno de impuestos. Lo mismo sucede con el movimiento económico que provocan las escuelas, las universidades, los centros de estudio sin funciones, ya que estos normalmente derraman una gran cantidad de dinero: desde lo más sencillo, que es el transporte escolar, un taxi, hasta la tienda de la escuela, la señora que cuida o ayuda con la tarea de los niños, etc.; todo esto se acabó por tres meses. Eso representaba un flujo de dinero que se convertía en pago de impuestos, pero llevamos tres meses sin ellos, ya que no hay actividades en tales instituciones. Y así con otros rubros: el transporte de personal, convenciones, reuniones, hoteles que no reciben huéspedes ni convención alguna.
Evidentemente, no se puede sostener que existe una recaudación boyante. Esto no es así y, por el contrario, hay una crisis, cuyo principio apenas está asomándose. Está pendiente saber qué sucede con las empresas en Estados Unidos de América y en Europa, cuántas se declararan en quiebra, pues la repercusión no es para ellas en sus países, sino en los países, como México, que suministran alguna parte de los productos o insumos que, posteriormente, se enajenan en esos países. Por ende, no hay forma —analizando la situación de la nación— de que, efectivamente, haya aumentado el ingreso de los impuestos. Por el contrario, lo que ha sucedido es que se han caído dramáticamente. Sin embargo, hay algo que dicta que no se debe decir que se ha caído la recaudación; razón por la cual se insiste, por los medios oficiales de la administración pública actual, que se incrementó la recaudación. Es decir, aún sigue funcionando la estrategia alemana de mediados del siglo XX, que sostenía que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.
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