“Permitir que la conducta de otro te afecte y estar obsesionado con controlar esa conducta”, te confieso que esta definición de codependencia me ha dado muchas vueltas en la cabeza durante los últimos meses, la codependencia ha sido un tema de gran importancia en mi vida, una barrera, pero hasta apenas hace unos meses era un enemigo al que nunca había mirado a los ojos.
Siempre pensé que la forma en que me afectaba la conducta de otros se debía a los demás, cuando leí esa definición algo cambió de repente en mi percepción sobre lo que pensaba, asumí la responsabilidad de lo que me pasaba, las palabras que más han resonado en mí son “permitir” y “obsesionado en controlar”, te comparto brevemente lo que he reflexionado:
– No es la conducta del otro la que decide cómo me siento, es el permiso que yo le doy para que me afecte.
– Puede ser que me encuentre distraído o con la guardia abajo, puede ser que sabiendo lo que me causará me exponga, puede ser que considere que no puedo con esa conducta, la única realidad es que esa conducta me afecta porque yo lo permito.
– Yo lo permito, yo le doy permiso para que me afecte, no hay más, no me afecta como me moja la lluvia o como me hace sudar el calor, no es algo que me sucede sin mi intervención, es algo que yo permito que me pase, digamos que soy yo el que juego con cerillos en un almacén de explosivos.
– Si quiero controlar lo que siento no puedo intentar controlar la conducta del otro, no depende de mí, solo tengo control sobre mí.
– Al tratar de controlar la conducta del otro siempre estoy en desventaja.
– Si esa persona se enoja, me afecta porque yo lo permito, si esa persona está triste, me afecta porque yo lo permito.
– Sólo puedo trabajar sobre mi propio control. Lo que me afecta no es lo que me pasa sino mi respuesta a lo que me pasa.
En estos días de reflexión “es necesario meditar sobre lo que nos esclaviza y nos detiene”, me dijo mi esposa hace un par de días, yo te comparto mi búsqueda esperando que tú también busques eso que te afecta, esa barrera, y que no te detengas hasta superarla. Es necesario dar el paso, que inicie nuestra propia pascua y el éxodo desde nuestra zona de confort.
Me encanta una frase que trato de recordar todos los días y que te comparto: “Tú eres tu propia barrera, sáltala desde adentro”.
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