Gustavo Rosas

El factor niño.

Durante una caminata sabatina por el parque, al lado de Juan Pablo mi hijo, mientras disfrutábamos del camino arbolado y veíamos como los patos comían despreocupados, llegamos a una parte de la pista en la que había unas extrañas huellas largas, como si alguien la hubiera recorrido con esquís.  Juan Pablo comentó -¿quién habrá dejado estas huellas y cómo las hizo?-, las huellas siguieron, siguieron y siguieron por más de cuatrocientos metros.  Nosotros íbamos discutiendo teorías acerca de cómo se pudieron haber originado y descartamos que las hubiera hecho una bicicleta porque eran muy anchas y además intermitentes, otro tipo de vehículo no habría podido entrar al parque, dijimos, un hombre con esquís nos parecía absurdo…  De pronto, en sentido contrario, venía caminando una familia y detrás de los padres venían dos niños levantando una gran nube de polvo, mientras arrastraban los pies en la grava como si esquiaran.  Misterio resuelto.  Entonces Juan Pablo dijo: olvidamos el “factor niño”.

He pensado en estas últimas palabras durante el fin de semana.  Me doy cuenta de que como adulto olvido el “factor niño” y eso acartona mi vida, limita mis posibilidades, corta mi imaginación y me aprisiona en lo que “debe ser”.  Olvidar el “factor niño” me quita horas de canto, de dibujo, de carcajadas y de juego, me genera culpa por disfrutar del descanso y rompe mi creatividad.  Olvidar el “factor niño” casi me hace borrar estas líneas para buscar escribir sobre otro tema “más adecuado”.

Recuerdo entonces unas palabras que leí hace varios años y que me repetiré a lo largo de la semana:  “quien no tiene ojos buenos, como de niño, no puede disfrutar las estrellas”.

Gustavo Rosas Goiz
Sígueme
Últimas entradas de Gustavo Rosas Goiz (ver todo)
Gustavo Rosas Goiz
Lo mío es contar, por eso cuento lo que se cuenta. Lo que sé: cuenta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *