“Si no se des-criminaliza la economía informal,
difícilmente se podrán afrontar
con éxito los problemas del mercado laboral.”Ulrich Beck
Ante la inminente nueva ola de propuestas para una reforma fiscal para el próximo año debido a la devaluación de la moneda, a la baja del precio del petróleo, a que los únicos recursos que ingresan al país en forma permanente e importante son las remesas, es decir, el dinero que envían los trabajadores mexicanos en Norteamérica, -y por lo cual los subsidios al campo no se incrementan, pues son los trabajadores del campo y rurales los que principalmente salen del país para, posteriormente enviar esas remesas – pero, sobre todas estas cosas la desventurada reforma fiscal para 2014. Se ha iniciado con la necesidad de una nueva reforma tributaria, para modificar el tratamiento que se ha dado sobre todo a las personas físicas, con este “sistema tributario inverso” que vivimos, en el cual se incrementan los impuestos al consumo –como el Impuesto al Valor Agregado y el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios- y se disminuyen los impuestos a las ganancias de las corporaciones y empresas transnacionales, para que estas libremente puedan disponer de sus recursos para colocarlos en los países que más les acomode.
Así, es la oportunidad de que los gobernados puedan asumir una posición mucho más protagonista en el debate de esas modificaciones, por su parte, es la ocasión para que la nueva conformación de la cámara de diputados legitime las elecciones del año pasado con una modificación al sistema tributario que sea sustantivo y no simplemente de meras formalidades, es decir, que si bien dentro de los problemas formales tenemos que resolver: La complejidad para el cumplimiento de la ley, debido a que es más sencillo para un contribuyente estar fuera de la ley que dentro de ella, que las cargas administrativas tributarias son una invitación formal a la corrupción, que la propia corrupción ha dado nacimiento a un derecho tributario “subterráneo”, es decir, el conformado por dadivas, obsequios y demás, que los tribunales y juzgados con su excesiva formalidad abren un camino paralelo para la resolución de controversias. Ante toda esta realidad, se abre todo un debate político, jurídico y fiscal, para lo cual a decir de Fernando Savater: “Los políticos electos no son una casta aparte, ni mejor ni peor que los políticos electores. En democracia, cualquier crítica a los gobernantes es en realidad una autocrítica de los ciudadanos.” (SAVATER, Fernando. “¡No te Prives! Defensa de la Ciudadanía”. Editorial Ariel, México, 2014) razón por la cual los propios gobernados en su carácter de contribuyentes deben de tener los foros y canales suficientes para poder externar la problemática que existe actualmente con el cumplimiento de las obligaciones fiscales, pero sobre todo los contribuyentes de a pie, es decir el asalariado, el profesionista, el pequeño y mediano comerciante, y desde luego, el gran empresario nacional que ha sido relegado, postergado, e incluso desterrado de la actividad económica nacional, es decir, de su propio país, tanto por los tratados de libre comercio como por los poderes económicos globales que se instalan con tanta facilidad y gratuidad en todos los países del tercer mundo, ante la cual los propios políticos se ven pequeños como sintetiza el español Daniel Innenarity: “La política es débil frente a la poderosa competencia de los flujos financieros y los poderes mediáticos, su espacio propio se pierde en los formatos inéditos de la globalización” (INNERARITY, Daniel. “El Futuro y sus Enemigos” Ediciones Paidós. España, 2009) Es claro que, éste es desde hace muchos años, el principal enemigo para la conformación de una reforma fiscal efectivamente integral: el poder económico globalizado.
Esta globalización basada en el supuesto libre mercado, que no es más que las utilidades para el más grande, la quiebra para el pequeño y que, ha decir del profesor Ulrich Beck esta comprobado que: “Éste convencimiento de que se puede salvar el mundo con el libre mercado se ha convertido en un oficioso artículo de fe” (BECK, Ulrich, “Un Nuevo Mundo Feliz”. Ediciones Paidós. España, 2000) Indiscutiblemente, que la reforma para el próximo año su única complejidad es hacer de las cosas difíciles fáciles, y de las fáciles, sencillas de cumplir, lo cual a la política y a las instituciones muchas de las veces no les acomoda.
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