Derecho Héctor Bobadilla

¿Qué podemos aprender de la experiencia de Abogados LGBT que se han abierto puertas dentro del ámbito corporativo?

Por el Lic. Héctor René Bobadilla Marín

El pasado 26 de junio de 2025, en el marco de la conmemoración del mes de la Diversidad Sexual, tuve el honor de asistir al foro “¿Qué podemos aprender de la experiencia de Abogados LGBT que se han abierto puertas dentro del ámbito corporativo?”, convocado por la ANADE Colegio de Abogados. El evento tuvo lugar en Fonda Garufa, ubicada en la colonia Condesa de la Ciudad de México, un espacio acogedor que sirvió como marco para una conversación profunda, honesta y valiente sobre la identidad, la autenticidad y la transformación de los entornos laborales a través de la diversidad.

Los panelistas, Sofía Díaz, Xavier Careaga, Alejandra Gutiérrez y Susana Videgaray, compartieron no solo sus trayectorias profesionales en el mundo jurídico-empresarial, sino también sus procesos personales como miembros de la comunidad LGBT+. La moderación, a cargo de Mariana Carrón, permitió conducir la charla con sensibilidad y claridad, poniendo en el centro a la experiencia humana detrás de cada historia.

La fuerza de mostrarse: visibilidad como motor de cambio

Una de las preguntas clave del foro fue: ¿Es necesario compartir que somos LGBT en nuestro trabajo? Las respuestas no dejaron lugar a duda: sí, es necesario, y sobre todo, es transformador. La decisión de mostrarse tal cual uno es en un entorno profesional conlleva riesgos, pero también puede abrir puertas internas y externas. “El ocultarse tiene un costo personal inmenso”, se mencionó con énfasis. No se trata únicamente de una cuestión de identidad, sino de salud mental, de congruencia, de dignidad.

La visibilidad no solo libera, también da fuerza. Permite que otras personas encuentren referentes, que los entornos laborales se sensibilicen, y que la diversidad deje de ser una amenaza para convertirse en una oportunidad de crecimiento. Como se compartió en el foro cuando una persona LGBT se muestra tal cual es, su vida cambia de color. Se gana confianza, se fortalece el carácter, se vive con integridad.

Particularmente en el ámbito de los despachos jurídicos, donde imperan estructuras jerárquicas y formas tradicionales, la visibilidad LGBT representa un desafío adicional. Muchas veces, aterran los cambios, y hay temor de ser excluido o no ser tomado en serio por mostrarse diferente. Sin embargo, como bien se dijo: “El no ser auténtico no funciona”. Fingir es insostenible. La libertad de ser quienes somos no debe ser un privilegio, sino un derecho.

La inclusión no debe ser una excepción, sino la norma

La conversación fue más allá de las experiencias individuales y se enfocó también en lo que podemos construir colectivamente. Se subrayó que el objetivo no es solo abrir camino para las personas LGBT+, sino transformar el espacio para que todas las personas, sin distinción, se sientan seguras, vistas y valoradas.

La inclusión debe dejar de ser una política aislada o una campaña temporal; tiene que integrarse como un principio estructural en todos los espacios de trabajo, particularmente en el mundo jurídico, donde las normas no solo se interpretan, sino que muchas veces se crean.

La inclusión que necesitamos no es exclusiva de la comunidad LGBT+. Debe incluir también a mujeres, personas racializadas, personas con discapacidad, personas indígenas, personas mayores, juventudes, migrantes, personas no binarias, neurodivergentes y otros grupos históricamente marginados y oprimidos. La justicia no puede ser plena si no se construye desde el reconocimiento de nuestras múltiples identidades y realidades.

Como se comentó, la diversidad no debe ser el parteaguas, sino la constante. No podemos conformarnos con ser una excepción inspiradora, debemos trabajar para que nuestra presencia no sorprenda, sino que sea parte de un entorno normalizado, plural y respetuoso. En esa normalización, lo diverso deja de ser “tolerado” y comienza a ser valorado como esencial para el crecimiento colectivo.

¿Qué aportamos como abogados LGBT+?

El foro también abordó un punto esencial: ¿Qué tenemos que aportar les abogades LGBT+ al mundo corporativo y jurídico? La respuesta se tejió a través de múltiples voces: aportamos respeto, empatía, apertura al cambio, y la capacidad de construir puentes entre realidades distintas.

También traemos consigo una experiencia de vida que nos ha enseñado resiliencia, sensibilidad ante la exclusión y un compromiso con la justicia que va más allá de la ley escrita. Desde esa vivencia, impulsamos que las estructuras no solo sean legales, sino éticas, humanas y realmente inclusivas.

Nuestro trabajo no debe limitarse a ocupar un espacio, debe buscar que ese espacio sea mejor para todas las personas, que lo que hoy se ve como una conquista aislada, se transforme en una cultura organizacional en la que la autenticidad sea bienvenida y la diferencia, celebrada.

Los aliados: un pilar indispensable

Un momento especialmente significativo fue la reflexión sobre el papel de los aliados. Se dijo con claridad: “Ser aliado no se autoproclama, se ejerce. No basta con simpatizar con la causa LGBT+ desde lejos. Un verdadero aliado es quien alza la voz cuando presencia una injusticia, quien escucha con empatía, se educa, y se involucra activamente para crear espacios más seguros y equitativos.

La figura del aliado es crucial, porque la inclusión no puede descansar solamente en quienes ya enfrentan barreras. La corresponsabilidad es necesaria. No se trata solo de acompañar; se trata de comprometerse con el cambio desde la acción cotidiana: corregir comentarios, cuestionar estructuras, abrir oportunidades, y, sobre todo, generar confianza.

Los espacios laborales, incluyendo los despachos jurídicos, pueden y deben ser espacios seguros. Para lograrlo, se requiere de líderes empáticos, de políticas claras, de formación continua y de una comunidad que entienda que la diversidad no divide, sino que fortalece.

Reflexión final

La asistencia a este foro fue, sin lugar a duda, una experiencia poderosa. Me recordó que en el ejercicio del derecho no solo se aplica la ley, también se construyen narrativas, se definen culturas organizacionales y se abren o se cierran caminos para otros. La autenticidad, la diversidad y la inclusión no son una moda: son una necesidad ética y profesional.

Les abogades LGBT+ tenemos mucho que aportar. Pero más aún, tenemos el derecho de hacerlo con plenitud, sin miedo, y con la seguridad de que nuestra voz cuenta y nuestra presencia transforma. Que estos espacios no sean la excepción, sino el principio de una nueva normalidad más justa, más libre y más humana.

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